EQUILIBRIO.

Nos pasamos la vida buscándolo. Nuestros abuelos hablaban de «la justa  medida» y así nos vemos buscando un poco de cada cosa en un conformismo automatizado pues tenemos la creencia de que «la avaricia rompe el  saco».

Un poco de Salud, dinero y amor. El cóctel exquisito. La fórmula mágica que cubre nuestras necesidades y colma nuestras expectativas de felicidad.

Vivimos de esta manera en un equilibrio creado por la mente que poco o nada tiene que ver con la realidad.

La vida se encarga de generar las circunstancias que interpretamos como adversas al equilibrio mental y desestabilizar nuestra vida en cualquier momento.

El EQUILIBRIO Natural que para los ecosistemas reclamamos es el que toma en cuenta lo que hay. Si este equilibrio se rompe el ecosistema se quiebra y puede desaparecer.

Nuestras vidas tienen esa misma naturaleza. Enseñar a nuestra mente a desear sólo lo positivo desequilibra el sistema. Enseñar a aceptar lo que hay en cada momento y tomarlo como parte de la vida es el camino del EQUILIBRIO. Y en la vida el dolor y la escasez forman parte del ecosistema.

Dolor, escasez y fracaso, por falta de lo que llaman éxito, forma parte del ecosistema y vivir en EQUILIBRIO es tener presente que aparecerán cuando tengan que aparecer.

Más tengamos presente que el Maestro aparece cuando el alumno está preparado. Nada llega a nuestras vidas que no podamos superar.

El EQUILIBRIO es la consecuencia de una actitud que es SABER ACEPTAR de manera consciente. Muy diferente a la resignación de la que hablaban nuestros abuelos y que tan mala prensa tiene y de la que hablaremos algún día. Aceptar no es resignarse es reconocer lo que hay para ahora tomar la decisión de lo que hay que hacer, de la acción. Pero primero honrar la presencia de la vida para vivirla. De lo contrario nos encontraremos negando lo que hay y luchando por cambiar contra lo imposible de cambiar y que sólo una nueva actitud puede ofrecer una perspectiva diferente.