La competencia es sana nos dicen. Hay que aprender a competir, a tener espíritu competitivo. La competencia por el espacio, por el tiempo, por el alimento, por la mejor posición…en fin, es la ley natural de la competencia, está en la naturaleza nos cuentan y conforme a ella nos educaron. COMPETITIVOS.
Nuestra competición mayor es contra el tiempo. Todo el mundo quiere ganar tiempo, pues no dispone de mucho, es la carrera siempre abierta y la que más nos estresa:»No tengo tiempo de nada», suele ser el mantra de mucha gente.
El resto de competiciones depende de cada uno:
-La más rica.
-La más lista.
-La más guapa.
-El más fuerte….
Nos pasamos la vida tomando medidas en cuentas corrientes, básculas, espejos y en el vecino para medir nuestros logros.
Más ahora se descubre que si se mira la naturaleza desde una perspectiva más macro y menos micro como hasta ahora la ley natural no es la competencia sino la cooperación y colaboración. Que todo está interconectado y que e el fracaso de alguien o algo me afecta y que los logros y éxitos de otros también me llegan de algún modo.
Más intuyo que ni competitivos, ni colaboradores o cooperadores. Siento que somos «cocreadores» y que esta ley más que natural es espiritual por trascendente a la propia naturaleza, pues el creador no puede formar parte de lo creado.
Tu eliges: ¿COMPITES, COLABORAS Y COOPERAS O «COCREAS»?
¿Cuál es tu camino?