Últimamente está malsonantes palabra llena la boca de mucha gente. Hay gente que se caga en personas, circunstancias y cosas.

De la pureza del corazón habla la boca. Decían nuestros abuelos.

Hay quien llena su boca, vocabulario y lenguaje, de palabras y frases soeces e insultantes para diestro y siniestro y aún cuando su verbo se fácil y expresivo, elocuente y acertada su crítica, la forma, las palabras siguen siendo puñales para quien las pronuncia.

En Desarrollo Personal las palabras han de ser escogidas en la consciencia del momento en que se pronuncian, desapegadas del sentimiento que nos inunde y exentas de todo juicio. Este proceder en el habla, que ahora se llama asertividad, es una virtud que otorga a la vida el entrenamiento diario en las actitudes de paz y serenidad en las que la meditación, la contemplación y la oración son esenciales.

Quien por el contrario convierte su boca en un estercolero y pretende echar su mierda fuera está atrapado en pensamientos y sentimientos contractivos en movimiento rumiante, circular y obsesivo en su mente. Genera así una energía que le atrapa y le domina. Ha perdido su libertad y está atrapado en un torbellino.

Procuremos que no sea nuestra mente su cubo de la basura, como diría el propio Dalai Lama.

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