Quién es prospero es afortunado decimos. Dios lo ha bendecido decían los abuelos.

Admiramos la prosperidad como fuente de bienes materiales, físicos y corporales.

Esta ancestral ambición generó tendencias sociales, políticas y económicas como el capitalismo que por contra supuso la aparición de corrientes como el comunismo tendentes al reparto equitativo e igualitario de la prosperidad. O es de unos pocos o no es de nadie fueron los extremos provocados por esta manera de enfrentarse a la prosperidad.

En esta tela de araña que es desear tener prosperidad se puede sucumbir si no aparece tal y como la hemos soñado o deseado.

Ser próspero en lo material, en lo físico y en lo corporal es una consecuencia, es el resultado de una serie de acontecimientos calculados que nuestra mente nos presenta como propios y de los cuales se apodera señoreando y constituyendo un dominio sobre la prosperidad.

Quién no tiene prosperidad es juzgado por esa misma mente y etiquetado de fracasado.

En Desarrollo Personal puedes tender a la prosperidad con la mente y es un camino. También puedes hacerlo desde el corazón y es otro. Y si optas por hacerlo desde tu Ser más profundo, desde el AMOR que somos, entonces la prosperidad no tiene sentido como meta pues el AMOR ensimismo es prosperidad.

Cada uno elige el camino y por eso en Desarrollo Personal vemos diferentes caminos de prosperidad: Tener prosperidad o Ser prosperidad.

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