Hay habitantes en Salamanca muy vivos.
Dispuestos a cobijarte y darte su mejor sombra y con ella frescor. Son nuestros árboles.
Pasan desapercibidos para la inmensa mayoría de líos habitantes humanos con prisas y mucha actividad mental por la inmensa cantidad de cosas que tienen que hacer y lo importante que son.
Más aquellos serenos, esperan, siempre esperan….lo harán toda su vida. NOS ESPERAN, te esperan.
Y cuando llegues a ellos con total consciencia te otorgarán el don de su sabiduría, la del que eternamente espera, que no es otro que el mismo Dios.