PARA SIEMPRE.

En un cuerpo y una mente limitados como que la palabra siempre se nos queda muy grande. Su utilización debe ser moderada pues no encontraremos en este mundo nada que mentalmente responda a este concepto.

Considerarlo como un concepto es el primer límite a la realidad que genera la palabra.

«Nada es para siempre». Es un mantra que nos repetimos. Nada para la mente es otra palabra «llave».

Y es que «siempre» es un sentimiento. Es decir, un pensamiento y una emoción. No pertenece al mundo de la mente, es del mundo del corazón.

Pero hemos sido entrenados para pensar y sólo se puede pensar con palabras. Más no hemos sido entrenados para sentir y sentir palabras y emociones.

«Siempre» es un atributo del «AMOR» y éste se genera en el corazón en su inteligencia cardiaca.
Nuestra mente,  nuestro ego se apodera sólo del concepto y no del sentimiento y comienza la desazón y el desequilibrio cuando empleamos la palabra, el concepto sin la intervención de la emoción, sin el corazón.

Hablar desde el corazón es la garantía de que la palabra «siempre» encierra su sentido más profundo y verdadero. Para hablar desde el corazón no nos han entrenado y educado.

Siempre es un sentimiento profundo de comunión con la eternidad de la que sólo forma parte el ahora. Estar en el ahora y amar en el ahora garantiza que será para siempre.

Más a la mente no le peguntes, no lo entiende.

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