ME SIENTO SEGURO.
Parte de la letra de una canción del grupo Mocedades que fué luego tomada para ser banda sonora de un anuncio de higiene femenina.
La seguridad es la emoción estrella en estos primeros años de siglo XXI. Y digo emoción pues la comunidad científica la reconoce como tal. Es decir respuesta automática y adaptativa de nuestro organismo.
Frente a la felicidad que no se puede sostener en el tiempo como emoción. La seguridad puede ser sostenida mucho más tiempo.
Queremos sentirnos seguros. Y que reconfortante es sentirse seguro. «Parece una persona muy segura de sí misma.» decimos de alguien que nos contagia su seguridad.
El paradigma de la emoción la tienen los hijos pequeños para con sus padres. Un niño pequeñito siente ante sus padres esta emoción de manera no consciente.
En el cristianismo hemos denominado «Filiación Divina» a la actitud que se asemeja a la emoción de seguridad, ahora, de manera consciente. Es decir, podemos provocar un sentimiento de seguridad de manera consciente.
El elemento fundamental de la absoluta seguridad consciente es depositar la confianza fuera de uno mismo. En un poder superior que la mente reconoce como omnipotente.
La autoconfianza viene a reportar mucha seguridad pero se ha demostrado que en situaciones límites y extremas desaparece y con ella la seguridad.
La seguridad que tanto buscamos está comprobado que no está en nada que esté fuera de nosotros (cosas o circunstancias) que está en nuestro interior y de él depende.