EPITAFIO.
Un ejercicio de Desarrollo Personal hace cuatro años me pidió que escribiera el titular del periódico del día de mi muerte. ¿Cómo quería ser recordado?. Escribí:»Ha muerto una buena persona.»
Desde aquel día y enganchando con lo que ha sido mi «life motive» puse como máxima de intención en las cosas y circunstancias, los actos y actitudes, esta intención, «ser buena persona».
He buscado la formación y los medios para que cada día fuera una realidad y dirigido el Norte de mi vida en esa dirección. Me encontré con la compasión y desde entonces no encontré mejor barco para cruzar el mar de la vida que la misericordia o compasión.
Mañana me enfrentaré a un sencilla operación quirúrgica y a mi mente, miedosa por naturaleza, le asaltan los «y si me muero». Gran momento para dialogar con la proximidad del hecho más real de nuestra existencia: La muerte.
Quien niega la muerte, niega la vida escuché a un Maestro pues la muerte es lo único que seguro forma parte de la vida.
Si mañana fuera el último día de mi vida, de tu vida, que harías hoy, cuál serían tus últimas palabras, qué huella estás dejando, qué te falta por concluir…
Estoy tranquilo y sereno, pero consciente de que si mañana fuera el último día podría poner sobre mi tumba un epitafio: «Se marchó con la sonrisa de saber que todo mereció la pena. Gracias.»