El deseo más deseado: Tener salud.
La salud así se conforma como una meta.
En occidente hemos sido educados en una cultura que tiene la salud como meta.
Poco a poco nos vamos dandos cuenta en occidente que la salud no es una meta, es una ACTITUD.
La diferencia es que quien como meta la vive, la espera y quien como actitud la tiene, la trabaja.
La salud es el resultado de las actitudes pasadas que se manifiestan en el presente. No es el presente el que nos quita la salud sino la vida pasada.
Dejando al lado los accidentes, las enfermedades son cada vez más relacionadas con nuestra gestión de pensamientos, emociones y hábitos corporales (como cuidamos del cuerpo).
En la medicina oriental la enfermedad es el resultado de un desequilibrio en la energía que somos.
La enfermedad tan temida en occidente es el principio de una batalla y en oriente es el final de la batalla.
Comprender y sentir la enfermedad como un «para qué» es fuente de sanación como la ciencia está comprobando, aunque ya decían nuestros abuelos que no hay enfermedades, hay enfermos.
Nuestras creencias más limitantes están configuradas entorno a la salud. Salir de la zona de confort del pensamiento y el sentimiento que genera la salud y la enfermedad y pasar a pensar y sentir nuevos paradigmas es la asignatura que aún tenemos pendiente.
Ser conscientes es la Actitud.
Es la consciencia la mejor medicina preventiva para la salud.