Es el cofrade el testigo. No podría existir la Semana Santa sin el testigo. Atestigua con su presencia que la Pasión es Paso, y que el Paso da paso a la Resurrección. La misión salvífica de la Pasión y la Resurrección la encarna el testigo que la trasmite. Ser testigo es sobre todo observar, y esa observación quiere el cofrade hacerla en el anonimato y la intimidad. Nadie puede ver su rostro, nadie puede ver sus gestos. Oculta todo su cuerpo excepto pies, manos y ojos. Pies para caminar, pues la Pasión fué y es CAMINO. Manos para iluminar, pues la Pasión fue y es LUZ. Ojos para mirar pues ya EL lo dijo: “Ven y verás”. Pero si testigo es de la Pasión, testigo es también de sí mismo. Está solo, en esos momentos, solo le acompañan sus pensamientos y sus emociones, nada más, el cofrade se ha despojado de todos sus bienes terrenales tangibles, solo tiene un humilde hábito que iguala a todos en propiedad o posesión. Y así despojado de sus bienes camina solo, con sus pensamientos y emociones, sus bienes intangibles. Se convierte la procesión solamente en una gestión de pensamientos y emociones, pues es lo único qué el cofrade puede ofrecer en penitencia: pensar y sentir. Un sentir y un pensar que solo puede estar en el AHORA, pues Dios solo está en el AHORA y él AHORA lo representa la imagen o paso de la que el cofrade es testigo. Estará entonces en presencia de Dios. Sólo, con sus pensamientos, sentimientos y emociones, el paso del cofrade como testigo se convierte en el mejor momento para ser su propio testigo, testigo de lo que piensa y siente. Y tiene varios modelos a seguir; el de María, Madre, Señora, que es expresión de gestión emocional desde la serenidad, pues como dicen las escrituras “…todo lo meditaba en su corazón…”; el de Jesús, Hijo, siempre Hijo, de Dios, de José y de María, siempre hijo, cultivó la Palabra y sus pensamientos que al final fueron palabras, Palabras de Vida Eterna. La ATENCION PLENA será una herramienta que el cofrade-testigo deberá conocer y reconocer para poder poner sus pensamientos, emociones y sentimientos en el AHORA, y en ese AHORA en Dios. Se convierte así la procesión de la Semana Santa en la procesión de pensamientos, emociones y sentimientos, las de sus cofrades. Los cristianos, lo católicos lo hemos llamado ORAR. El testigo ORA y su ORACION es paso, es procesión, es pasión. Ahora, sí ahora, piensa en lo que piensas, siente lo que sientas cuando vas debajo del hábito. ¿De qué eres testigo? ¿De qué estás siendo testigo?

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