Es primavera, el ciclo de la vida vuelve a poner ante nuestros ojos el esplendor del nacimiento de la primavera que anuncia la llegada de la vida en la naturaleza. El efecto más evidente es la Luz, que ha cambiado, los días se hacen más largos y permanece más tiempo dando vida. No es más que eso, la Luz del Sol al tener más presencia durante la jornada y estar más cerca produce las condiciones de luz y calor adecuadas para que surja la vida. La Maestra Naturaleza nos enseña una gran sabiduría: si quieres vida prolonga las horas de Luz. Sencillo y evidente como todo lo esencial. ¿Cuántas horas de Luz tienes al día?. ¿Cuántos momentos dedicas a producir Luz o traer Luz a tu vida?. Se trata sencillamente de sumar tiempos de Luz en la jornada diaria, momentos en los que los pensamientos y las emociones estén en la Luz. La Naturaleza lo tiene claro y repite los ciclos con disciplina. Nuevamente ahí está la sabiduría, solo estableciendo ciclos con disciplina podremos lograr que en nuestras vidas haya Luz. Es decir, programando momentos al día de plena consciencia en los que mente y emociones se centren en todo lo expansivo como la serenidad y la alegría. Establecer tiempos y espacios para ellos que de manera rutinaria se repetirán para que se conviertan en hábitos, luego costumbres y al final conformen un carácter.

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