Si la felicidad fuera un baile de salón.
No se trataría de bailar con la más guapa o el más guapo o el mejor bailarín o bailarina.
Se trataría de bailar, sólo bailar.
No importaría la pareja pues sólo el baile haria de los dos los reyes de la pista.
Pero nos pasamos la vida buscando la mejor pareja y no bailamos casi nunca.
Bailar sólo bailar.