SABER AMAR.

El patrón del amor lo aprendemos de nuestros padres. La cultura y la educación ponen su parte y las experiencias y circunstancias el resto. Al final creamos la creencia de lo que es amor. Y nos basta. Y con esta vara de experto en amor medimos a los demás.

Hay quien se planteó aprender de quien más supiera de amor. Del mejor y mas Sabio Maestro de Amor. De esta manera aprendería del mejor.

Sólo siendo amado puede uno aprender lo que es el AMOR le dijo el Sabio Maestro.

Al ser amado con tan inefable AMOR el alumno comprendió lo que era el AMOR.

Ser autodidacta en el amor tiene sus inconvenientes. Sobre todo que no se tienen modelos de referencia para saber si lo que se y siento sobre el amor es AMOR.

Quién considera que el AMOR ya reside en él y no necesita más que ejercerlo encuentra la paradoja de que si somos AMOR el mundo tendría que ser AMOR y algo me dice que no es así.

Demostrado queda después de miles de años de existencia humana que sólos no podemos. Pero nos conformamos con la mediocridad del amor que hemos aprendido como creencia, a nuestra mente le basta, y el mundo sigue siendo como es.

Sólo quién experimenta el AMOR de quien sólo puede AMAR así comprende lo que ahora digo. El resto no entendemos a quienes han conocido esta experiencia y les miramos como extrañados y perplejos.

Para comprender el amor hay haber sido amado por Dios. Él es quien más sabe de AMOR y quien más y mejor AMA. El mejor Maestro.

Sobre la tierra no hay nadie, nadie, que pueda AMAR como Él.
Hay quienes creen en Dios pero no es su Maestro de AMOR. Hay quien no cree en Dios. Hay quien lo tiene como Maestro pero aún es alumno y no puede ser aún expresión de sus enseñanzas.

Mientras tanto será mejor que cuando hablemos de amor tengamos en cuenta de que estamos hablando para que el otro entienda cuál es tu patrón de amor, no siendo que uno hable de coles y el otro de lechugas.

Y si vamos hablar de AMOR tengamos en cuenta que no hay palabras para describirlo.