LA SOCIEDAD DEL DESEO

«…cualquier familia es feliz si tiene lo que desea…»

Esta es la expresión leída en este artículo Las diversidades sexo-genéricas en el aula

Confundir deseo y felicidad es muy común. Equipararlos también.

He leído este artículo y me ha inspirado una reflexión:

«La Educación en Deseos»

Realmente es el paradigma absoluto de la interacción entre la realidad y el ciberespacio, lograr que deseemos lo que queramos desear y que la materialización de ese deseo sea expresión de la libertad personal.

Dicho de otro modo: Si no tengo lo que deseo no sólo no soy feliz sino que, además, el sistema o quién lo impida está impidiendo el ejercicio de mi libertad.

Libertad-Felicidad-Deseos conforman una bioprogramación que puede generar, y ahora lo sabemos, creencias y cambios metabólicos tan importantes que pueden transformar un cuerpo biológico al realizar alteraciones químicas que suponen la existencia de un antes y un después.

Si añadimos la parte conductual, es decir, los pensamientos que se transforman en actos, los actos en hábitos, los hábitos, en constumbres, las constumbres en carácter y el carácter en destino, nos encontramos con que el cambio y la transformación evolucionen hacia una bioprogramación diferente a la primigenia.

La diferencia entre sociedades estará en las que permitan, toleren o repriman este tipo de evoluciones.

Nos enfrentamos a un horizonte en que la humanidad, entendida ésta por el conjunto de individuos que de manera biológica ha sido generada por otro humano, convivirá con realidades seudobiológicas diferentes y aún inexistentes e individuos que han evolucionado hacia bioprogramaciones diferentes a las asignadas de manera natural. Todo será posible gracias a la biotecnología por un lado y por otro hacia la evolución de la interacción con el subconsciente gracias a la Neurociencia.

El deseo de transformarse en algo diferente desde el punto de vista biológico surgirá y será una alternativa para el desarrollo humano.

En Zen, sabiduría milenaria, existe un axioma que dice:»Tengo pocos deseos y los pocos deseos que tengo los deseo poco».

El deseo es un constructo biológico, una bioprogramación diseñada por la biotecnología humana, para generar proactividad. De lo contrario, sin deseos no hay acción más allá de satisfacer las necesidades de supervivencia. Es decir, es la fuerza que nos desplaza hacia la cumbre en la pirámide de Maslow.

¿Porqué tener pocos y desearlos poco?

El sufrimiento asociado al apego y la frustración de no tener lo deseado la padece el individuo y la vuelca sobre la sociedad o comunidad que no le apoya en su meta: Cumplir su deseo.

Así nace una segregación entre los que coadyuvan y los que no a cumplir determinados deseos por una comunidad, una minoría.

Mientras que si el individuo aprende a gestionar sus deseos el proceso de segregación desparece.

Más hasta ahora lo que se hacía era reprimir. Una educación basada en la represión del deseo. Lo que provocó violencia generada en la segregación entre opresores y oprimidos.

La cuestión radica en una elección básica por ancestral.

Las sociedades basadas en la satisfacción de los deseos cuyo final todos conocemos.

O las sociedades basadas en la gestión del deseo en comunión.

Esta última opción, la «Educación basada en el deseo en comunión» supone que los individuos aprenden y en libertad admiten gestionar sus deseos para generar un UBUNTU «Soy por que somos», un Nosotros.

La diferencia es sustancialmente diferente por los resultados.

Sociedades Egocéntricas o Sociedades Logocéntricas.

Educar para el deseo o educar a gestionar el deseo marca la diferencia.

En medio están las sociedades represoras del deseo.

En España

Vivimos un momento histórico de confusión y hay quienes añoran la represión, quienes apelan a la educación de la gestión de los deseos (educación en valores) o educación para los deseos de manera absoluta.

No hay consenso y sí división en el camino a tomar.

Por mi parte

Confieso que estoy en línea de fomentar el desarrollo humano en valores aplicando, entre ellos la compasión, y aceptar e integrar otras perspectivas que suponen un grado de desarrollo humano diferente al estar aún anclados por el deseo.

Sustituir la bioprogramación del deseo como fuente proactiva supone una disciplina y sabiduría milenaria que aporta la verdadera felicidad como nos han enseñado los grandes Maestros, Religiones y Filosofías.

SIEMPRE ADELANTE

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