Durante la Segunda Guerra Mundial los términos Nazi, Fascista, Comunista y Socialista tuvieron una gran relevancia social, llegando a dividir familias y pueblos donde, en posturas irreconciliables, unos y otros se definían por una ideología, que en todos los casos, tuvieron posteriormente la repulsa social, a salvo el término socialista, que logró colarse en las democracias contemporáneas pese a su pasado en capítulos tan siniestros como la Guerra Civil Española, el Partido Nacional Socialista Alemán o las Repúblicas Socialistas de la órbita de la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas.
Si el siglo XIX nos enseñó cómo estos términos ideológicos guardaban entre sus siglas rencores, ira, rabia, envidia, asco, soberbia, orgullo y vanidad, entre otros sentimientos, el siglo XXI comienza con una nueva enseñanza y es que estos sentimientos los han recogido ahora lo que se denominan Nacionalistas, como el caso de los Vascos y los Catalanes en España, en los que su ideología vuelve a esconder entre sus renglones rencores, ira, rabia, envidia, asco, soberbia, orgullo y vanidad.
Existen dos vertientes de apego a estas ideologías.
Por un lado están los que se postulan como pacifistas, y que gracias a su inteligencia emocional son capaces de gestionar civilizadamente sus rencores, ira, rabia, envidia, asco, soberbia, orgullo y vanidad.
Y los que no tienen tal virtud y acuden a la violencia verbal y corporal, para manifestar su rencores, ira, rabia, envidia, asco, soberbia, orgullo y vanidad.
Lo preocupante que nos enseña la historia es que los segundos, los más peligrosos y beligerantes, no pueden existir sin los primeros y que son éstos, los pacifistas, los que dan sustento vital racional y emocional a los segundos.
La neurociencia nos ha enseñado el funcionamiento de la contaminación límbica, el funcionamiento de las neuronas espejo, la coherencia cardiaca y se conoce más sobre cómo se comporta la energía en el ámbito de la gestión emocional del individuo. Y a ello sumamos lo que ahora sabemos sobre ingeniería social, posverdad, fake news, desinformación y manipulación en masa, tenemos entonces un caldo de cultivo ideal para lograr la movimientos de masas.
Ser hoy, en el siglo XXI un Nacionalista, es ser como un Nazi, un Comunista, un Fascistas o un Socialista del siglo XX en sus épocas de esplendor entre las masas, pues de masas se trata.
Estos movimientos de masas gracias a Twitter y plataformas digitales que hacen las veces de los antiguos pasquines y boletines en papel, propagan consignas a la velocidad de la luz y logran que una masa ingente de personas actúen en el sentido deseado.
Lo he denominado MENTE OVEJA y MENTE ABEJA, ambos modelos mentales generados durante decenios de cultura y educación sistemáticamente programada con contenidos manipulados y sesgados generan una masa crítica de ciudadanos y ciudadanas, una masa difícil de gestionar.
La historia es una maestra. El pueblo alemán intoxicado y manipulado legitimó el desastre. Como ahora lo están legitimando los nacionalistas moderados o pacifistas.
Es tiempo del uso legítimo de la fuerza. De la contundencia y la fortaleza de saber que ese camino es el correcto. El uso legítimo de la fuerza es lo que nos unió y no unirá, bajo un poderoso Jefe de Clan, luego un Emperador, un Rey y más tarde un Gobierno Democrático.
Antes de comenzar la II Guerra Mundial el pueblo inglés se durmió en su superioridad moral. Como ahora ocurre con determinadas fuerzas políticas que abogan por dialogar con quien no se puede dialogar por el estado mental en que se encuentra su cerebro.
En una organización social y económica asentada lo que buscamos es seguridad y para ella nos unimos y otorgamos el uso legítimo de la fuerza a unos ciudadanos y ciudadanas entrenadas.
El pacifismo no es paz. Es intelectivo. Quien se sube al pacifimismo como herramienta de trabajo se olvida que como todo “ismo” supone una posición política previa y sobre todo mental y sentimental, dos niveles de consciencia muy intoxicados por los mapas mentales, las creencias, la cultura y la educación de cada uno.
La Paz es una energía. Se trata de identificarla en cada ocasión. Volver a la Paz es un camino energético en el que la palabra debe ser sustituida por los gestos. Por eso levantamos las manos y portamos un bandera blanca, pues son iconos que el cerebro reptiliano y límbico identifica de inmediato. Los gestos se acomodan a la situación y se modulan dependiendo de qué parte del cerebro está activada. Estamos ante una Mente Conectada, Oveja y Abeja.
El gesto es cambiar la reina madre y el pastor. El Liderazgo. Y no hay recambios. Es decir, ante la inexistencia de líderes consolidados y respetados entre los nacionalistas es imposible descabezar el movimientos como cuando fue arrestado por la República Compais y sus consejeros. La expresión popular de “muerto el perro se acabó la rabia” parece que en este caso no tendrá ninguna eficacia, dado que realmente estamos ante una hidria con muchas cabezas.
Ante la falta de liderazgo para los gestos es necesario el icono y el arquetipo. Como vemos los nacionalistas tienen la bandera como icono y los arquetipos más utilizados es el de víctima, lo que genera el victimismo, la ideología arraigada en las mentes de sus ciudadanos, la justicia, lo que genera la legitimidad de su movimiento. Por no decir otros tantos más que seguro que resultan de un análisis más sosegado de sus actos y discursos.
La espada representa la seguridad y la fuerza.
Para combatir a este tipo de MENTE CONECTADA el icono es la espada el arquetipo el miedo.
El miedo es la emociòn más poderosa que como sentimientos paraliza. E aquí dos herramientas legítimas:
EL RESPETO: En su pariente más lejano del miedo.
LA ESPADA: El uso legítimo de la fuerza.
Cuando sientan la espada alzarse y tengan miedo se desconectarán muchos de ellos del reptiliano y el secuestro emocional que sufren desaparecerá.
Otros sin embargo encontrarán el camino que esperaban, la violencia y la guerra para hacer valer sus pretensiones. Son las mentes incurables, las bioprogramaciones que sólo la muerte física logra poner fin o un cuidado proceso de quimioterapia y una paulatina reeducación.
Durante el siglo XX vinos con horror las metodologías que los Comunistas y los Nazis que pusieron en marcha con resultados diversos y que la película “La Naranja Mecánica” retrata con la dosis de dramatismo propia de estas situaciones que nadie desea para su sociedad. Exterminios masivos nazis, gulag de aislamiento y purgas soviéticas, revoluciones culturales chinas…En fin, todo lo que la historia nos enseña.
¿En que hemos avanzado? En nada. Hemos censurado el uso legítimo de la fuerza fruto del pacifismo. Y acudimos atónitos a cómo padres y madres se ven sorprendidos por la violencia de sus hijas e hijos en su propia casa.
Confundir violencia y fuerza es propio de nuestros tiempos. La FUERZA es un recurso. Renunciar a él es una castración contraria a nuestra naturaleza. La inteligencia y la habilidad será encontrar el camino para hacer uso de la fuerza sin violencia.
El apaciguamiento, que es como se denominó la política conciliadora llevada a cabo por Neville Chamberlain como primer ministro del Reino Unido, antes de la Segunda Guerra, y que motivó la frase de Winston Churchill:
«Tuvo usted para elegir entre la humillación y la guerra, eligió la humillación y nos llevará a la guerra».
En épocas pasadas aprendimos que renunciar al uso de la Fuerza mal logró la paz.
El propio Gandhi manifestaba que:
“Abstenerse de matar, en determinadas circunstancias, puede no ser un deber absoluto”
El uso de la fuerza está legitimado por la historia del hombre.
En nuestro momento reciente de la historia. Entender que el uso de la fuerza no es posible frente a mentes ovejas y abejas conectadas es dejar en manos de la providencia el resultado final de la relación entre quienes la padecen y quienes la sufren.
Moisés la usó contra el Faraón en Egipto progresivamente. Llegando al asesinato.
La fuerza en estos momento de la historia y para estas circunstancias se debe aplicar en el Ciberespacio. Y la herramienta de que disponemos es la Ciberdefensa.
España cuenta con una Estrategia Nacional de Ciberdefensa publicada el 26 de abril de 2019. En este momento la Ciberdefensa está muy limitada y requiere nuevos conceptos para que sea más operativa y eficaz para la sociedad a la que sirve con el fin de poder actuar en casos como los que estamos viviendo.
La fuerza en manos de la Ciberdefensa es el camino
Si no queremos volver al uso de la fuerza tradicional en el escenario tierra, mar y aire, el Ciberespacio y el ámbito Cognitivo serán los teatros de operaciones donde debemos legitimar el uso de la Fuerza por parte de la Ciberdefensa.
Una última reflexión. Recordemos el poema que tantas veces se nos ha recordado:
«Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,
porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,
porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.»
Poema escrito por el pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984)
Es una decisión difícil, lógico que quien tenga algo que perder que no sea su propia vida no quiera tomarla. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Perdemos cada día que pasa la posibilidad de regenerar la convivencia pues el arquetipo “víctima” irá acumulando y acumulando patrimonio en su “dramasutra” y expondrá su patrimonio victimista con el fin de que sea saldado.