¿Quién no está estresado?.

Seguro que a la primera pregunta tu mente ha prestado atención pues la palabra estrés es una de esas palabras que denominamos «llave» y que supone la atención y la apertura a pensamientos y sentimientos.

De la segunda pregunta algunos se habrán extrañado pues hay personas que no se estresan, dicen y creen.

Lo que es bastante seguro es que casi todos sabemos poco del estrés como proceso biológico y sabemos mucho de la creencia cultural asentada de que el estrés es malo.

Acercarse al conocimiento científico del estrés es conocerse mejor a uno mismo.

Observarse de manera consciente al estrés es ver y sentir como nos funciona a cada uno.

En mi caso el estrés es mi gran despertador. Me alerta de que me alejo del modo «ser» y de que estoy demasiado tiempo en el modo «hacer». Si lo mantengo mucho tiempo me irrita el comportamiento y mi actitud se vuelve vanidosa y orgullosa. Me hace sentir el centro del mundo y el egocentrismo aparece en mi vida. Suele anticipar su llegada en el cuerpo con algunos mensajes en los ojos, que siento irritados y un a sensación de cansacio pese al cuál sigo adelante empeorando la situación.

La mayoría consideramos que nuestro cansancio es fruto de nuestro trabajo y de las muchas cosas que hacemos pese a que nuestro trabajo no suponga ejercicio físico alguno. Cuando el cansancio de este tipo, está anunciando la situación estresante.

El estrés se genera cuando los recursos de que dispone nuestro organismo son insuficientes para responder ante una situación externa y se precisa reequilibrar todo el sistema para dar una óptima respuesta. Diseñado para respuestas rápidas y pasajeras de carácter inmediato se alarga en el tiempo de manera indebida y es fuente de pérdida de salud.