Durante años junto a otr@s intenté cambiar el mundo, el país, la región, la provincia, el pueblo, la sociedad, la familia. Pasábamos horas diseñando ideas que creaban sistemas, políticas, estructuras. Luego convenciamos a los demás para que nos dejaran aplicarlas. Unas veces lo conseguimos y otras no pues había gente como nosotros que se dedicaba a lo mismo y a veces eran ellos los que convencian. De tanto mirar fuera se me olvidó mirar adentro y me abandoné. Creció la maleza y mi «jardín interior» se volvió la «selva negra» desbrozarlo, segarlo, podarlo y sembrarlo con nuevas semillas costó años. Ahora se que sólo puedo cambiar yo.