«El respeto te lo tienes que ganar», «Hay que ser una persona respetable». «El respeto me lo he ganado a pulso.». Nuestros abuelos se referían al respeto con una gran admiración.  Una persona respetada era una persona admirada. No existía miedo. Cuando existía respeto el miedo no entraba en juego. A las personas que se les tenia miedo no se les respetaba sólo se les temía. 
En nuestros días el respeto se ha convertido para algunos en un bien escaso. «Ya no hay respeto por nada y nadie respeta nada» se dice.
El respeto: ¿Qué es?.
Que los demás hagan. Se pide acción en los demás. Es un juicio. 
Respetarse: ¿Qué es?.
Un juicio sobre lo realizado comparado con lo que tenía que ser. Requiere un claro Ser para identificar si lo realizado se corresponde con lo que tenía que ser. Es decir, si nuestros actos y palabras expresan lo que realmente somos.
No nos respetamos cuando nuestros actos y palabras se desvían de lo que realmente somos para desempeñar un papel, una máscara detrás de la que nos escondemos.
El respeto comienza por uno mismo. 
Ser conscientes de cuando «interpretamos» es el primer paso del camino del respeto.

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