CRONICAS DE UN PUEBLO V.

Aquí todo el mundo tiene algo que hacer. Nadie está parado, quieto…no hay holgazanes como dicen los abuelos.

Se levantan y tienen claro todo lo que tienen que hacer. Dicen que tienes que tener la mente ocupada, que si no la tienes comienzas a pensar cosas raras y a soñar demasiado y luego pasa lo que pasa dice un abuelo moviendo la cabeza de un lado a otro. Demasiado ocio ablanda el cerebro sentencia.

Incluso los domingos. Todos tienen algo que hacer. Las tertulias se montan por las noches a la caída del sol. Hasta entonces cada uno a su afán.

Tener la mente ocupada en lo que haces. Hacerlo concienzudamente dicen. Ponerle el alma. Como si la vida te fuera en ello. Es su afán durante el día.  Luego satisfechos caen rendidos en la cama hasta la mañana siguiente con la satisfacción del deber cumplido.

Aquí no existe otra filosofía más que la del trabajo. Mi padre y mi madre nos enseñaron a trabajar y es lo único que sé hacer me dicen.

Pero si les observas bien, si te paras un rato detenidamente a observarles resulta que lo que llaman trabajo es una actitud de EXCELENCIA. En todo lo que hacen ponen el alma y por eso hay personas ancianas trabajando en el campo o con los animales o en su propia casa. No están desgastados por el hastío de trabajos que se odian o se aceptan solo por ganar dinero…su vida es trabajar y trabajar en su vida, tan sencilla filosofía sorprende y provoca admiración. Que sencillez. Poner toda tu alma en lo que haces. Estos hombres y mujeres inventaron la EXCELENCIA.

Tengo que aprender mucho de esta actitud serena y alegre de afrontamiento de la vida. No es resignación. Es aceptar lo que hay con una disposición del corazón que se alinea con el universo. Y como dicen ellos: «Y gracias a Dios que tenemos trabajo para llevar un trozo de pan a casa.»

«La vida está no sólo en lo que haces sino en cómo lo haces» me dice un paisano. Magnifica reflexión para meditar el resto del día.