A ti que sueltas, que deslizas con ternura tu mano sobre la palma de quien durante tantos años compartió amor y ternura.
A ti que respiras consciente el momento de la despedida y lo haces entre lagrimas esbozando una sonrisa.
A ti que cruzas las puertas y no te quedas a vivir entre ellas. Que te despides del viejo y a la vez saludas al nuevo horizonte.
A ti te digo SIEMPRE ADELANTE.
Y aquí en la vereda del camino encontrarás una tenue luz: Es mi lámpara amigo.