¡Quién lo duda!, su definición es otra cosa, un reto que aún se mantiene, pues con algunos comportamientos por medio y siglos de historia algunos han llegado a manifestar que más bien deberíamos ser clasificados y definidos como parásitos, pues allá donde ponemos el pie, en la naturaleza más salvaje, la colonizamos y acabamos con parte o la totalidad de su ecosistema con el fin de obtener todo su potencial de riqueza para nuestro bienestar. Azotes de esta tierra, explotadores de sus recursos, malos gobernantes del patrimonio humano, capaces de enfrentarnos entre nosotros mismos y asesinarnos sin piedad. El Ser Humano ha dado y da muestras de sus capacidades y actitudes en cualquier momento de la historia. Si así siguiera estaría dando una imagen poco realista de la condición humana, sería como uno de los telediarios actuales de los medios televisivos en los que solo parecen que existen noticias tétricas y sangrientas.

Me aparto del párrafo anterior, pues si bien es cierto, que la inmensa mayoría de la gente no lo ha vivido así, aunque en algún momento de su historia personal pueda presentar un relato de crimen y miseria a su alrededor. Pero si es cierto que podemos tener la tendencia a considerar nuestra naturaleza muy humana, a considerar que todo está dentro de nosotros y que nuestra mente es el órgano vital más poderoso que poseemos, darle a la mente el poder y considerar la razón la fuerza de la vida. Quien así concibe la vida suele atribuir las buenas obras, las más altas cotas de excelencia humana en la bondad, la compasión y la misericordia, en el AMOR, al resultado de una adecuada instrucción y educación, cultura y civilización. La bondad en las personas y las civilizaciones sería el resultado de un proceso muy humano, en el que todo tiene una explicación racional, lógica y por ello humana.

La evolución explica el desarrollo del Homo Sapiens Sapiens y lo que no se puede explicar del hombre, la naturaleza o el propio cosmos es sencillamente un enigma que llegará a desvelarse por la fuerza de la razón teniendo a la mente como protagonista.

Y parece que la historia les viene dando la razón durante siglos, pues los avances ahí están, los descubrimientos…

Por supuesto niegan la posible existencia de todo cuanto la razón en la mente considere imposible y por ello niegan la propia existencia y consideración de una vida espiritual, de un espíritu.
Vivir de este modo es vivir en un mundo limitado por fronteras muy precisas y determinadas, todas ellas racionales.



Lo que este curso pretende enseñar o practicar es la posibilidad de traspasar las fronteras. Mejor dicho, pretende demostrar que las fronteras racionales se traspasan para tomar cuenta de evidencias que nuestra propia mente no puede interpretar de manera racional.

Los experimentos neurocientíficos evidencian que quienes han atravesado las fronteras y van más allá registran actividad neuronal, cerebral y mental diferente al resto.

Si quieres emprender este viaje deberás estar preparado para él. A igual que para pilotar una nave especial y dar un paseo espacial el entrenamiento es básico y mantenerte en forma una necesidad. El entrenamiento para ello lo han denominado INTELIGENCIA ESPIRITUAL. Bienvenido abordo.