AUTOCONFIANZA.
Es la medicina recetada a kilos para un efectivo desarrollo personal y sobre todo en épocas de crisis. «Confia en ti mismo» nos decimos.
«EN MI MISMO». La cuestión básica del poder de esta actitud es quien es ese «mi mismo». Es decir quien es ese personaje al que tengo que darle confianza y del que tengo que fiarme.
En el templo del Horaculo de Delfos existía una inscripción que decía: «Conócete a ti mismo y conocerás a Dios».
La autoconfianza está basada primero en el autoconocimiento.
Nadie se puede enamorar de lo que no conoce y para querernos y amarnos primero hemos de conocernos y aceptarnos.
«El yo se muy bien como soy» es un mantra que nos repetimos que pone en evidencia el apego a creencias que no son nuestro verdadero Ser y es muestra de una falsa confianza que negará y no aceptará cualquier manifestación de nuestra personalidad que no encaje en el modelo que creemos ser y buscaremos la responsabilidad de lo que nos ha ocurrido en el otro. «Yo no soy así, no se que me ha pasado» diremos encontes sorprendidos ante nuestra inesperada reacción.
La autoconfianza se basa en la constatación de la existencia de un AMOR infinito del que formo parte pero es superior a mi pues me trasciende. Ese AMOR no me abanadona y por eso confío. Más quien entrega su confianza a lo que considera que es más tarde o más temprano se encontrará con la sorpresa de que todo lo que pensaba que era ya no existe pues la vida cambia y con ella todos nosotros. Nada permanece, es la Ley de la Impermanencia.